Vivienda

Las casas tradicionales de los pueblos kichwa del río Napo tienen una estructura cuadrada y piso de tierra. Se levantan sobre pilares de 1,5 a 2 metros de altura, para protegerse de las víboras. Tienen un techo tejido con hojas de palma de locata o palma real y paja toquilla y el lizan. Los bordes tienen una altura sobre el suelo de un metro, mientras que en el centro de cinco a seis metros. El tejido del techo de la casa lo hacen con mucha dedicación y es tan elaborado como el trabajo de cestería de sus canastos. Junto a la casa generalmente se encuentra una chacra con los cultivos básicos para su subsistencia.

Actualmente las familias de la comunidad Añangu tienen diferentes estilos de construcción y han utilizado diversos materiales en sus casas; viven dispersos a lo largo de la rivera del río Napo, separadas unas de otras a una distancia promedio de 200 metros. Las construcciones de sus casas son mixtas porque usan materiales del sector (caña guadua, bejucos, palmas, maderas), combinadas con materiales industrializados como cubierta de zinc o “duratecho”. Según explica Jiovanny ivadeneira, parte del proceso que vive hoy la comunidad implica un cambio en esta estructura, se está planificando la comunidad satelital.

“Conociendo que todos los kichwas que viven alrededor del río Napo beben de su agua, la idea es llevar una fuente de agua limpia a las casas, organizando un centro que cuente con medicina occidental y ancestral, energía alternativa, educación de calidad, trabajo para todos. Este es un sueño que empezó hace tres años, en 2010, y se espera que dentro de unos tres años culmine.”

Esta nueva propuesta de planificación surge en conjunto con la creación del hotel Napo Cultural Center y es parte de un mismo proyecto, la “Comunidad del Milenio”. La idea es que las nuevas construcciones sean muy ecológicas y mantengan características tradicionales. Se ha planeado hacer un centro donde las casas estén más cercanas, que sean hechas con materiales de la zona. Así se utilizaría la hoja de palma y paja toquilla para el techo, amarrada con veraquilla, que es la corteza de un árbol. Para la estructura se utilizará chontapambil, bambú, y palos redondos. Para estas construcciones se recuerda la sabiduría tradicional, pues ninguno de estos materiales puede ser cortado en la luna tierna, pues se come todo la polilla. Y a su vez se acude a la tecnología más moderna en el área de energías renovables, pues para el funcionamiento de la nueva comunidad, se espera contar con fuentes de energía como biogas y paneles solares.