Espiritualidad

Según cuenta María Yumbo, “había un yachak en la comunidad que controlaba las malas energías, pero con la vejez las personas se mueren y con el tiempo salen nuevas personas que tienen ese poder espiritual. A veces no hay, a veces sí hay, son personas escogidas por la selva, no cualquiera puede serlo. Desde niños la selva escoge a los yachaks.” Asimismo, Mauricio Jipa cuenta que “el yachak es el que saca lo malo y le da las buenas energías, es un curandero bueno. El shaman es el que hace mal, por ejemplo, el mal viento. Para ser yachak un hombre debe hacer mucha dieta, el bosque elige al hombre que va a ser curandero o sabio. A veces nacemos, a veces nos hacemos”.

María cuenta que “antes, para los abuelitos la principal creencia eran los ceibos, los árboles grandes, en las lagunas, en los pantanos, de las cascadas, del Sol, de la lluvia. Ahora se ha cambiado y hay la creencia de uno, ser católicos y evangélicos. Dios es todopoderoso, solo pensando en Él nos podemos ayudar. No podemos negar lo espiritual del bosque, el bosque nos puede proteger. Nosotros creemos que Dios nos dio la naturaleza, la naturaleza es Dios”.

Otra práctica común en la comunidad es el utilizar el ají para poner en los ojos de los recién nacidos, niños o jóvenes desobedientes. La aplicación tiene su fundamento: la posibilidad de enseñar al niño recién nacido a ser valiente y a los niños desobedientes a que no vuelvan a cometer ciertas faltas. Por ello su aplicación debe ser hecha por el más anciano de la comunidad. Jiovanny Rivadeneira explica que esta aplicación la realiza alguien que goce de mucho respeto, pues con esta especie de “castigo” debe venir un consejo o kamachina, que explique el motivo.

La guayusada es otra actividad ligada a la espiritualidad de la comunidad. La guayusa es una bebida energizante, por ello, si se toma en la madrugada puede dar energía para todo el día. Este espacio es aprovechado, además, para que el padre delegue a los hijos las actividades del día, mientras la madre dirige a sus hijas sobre las actividades de la mujer que, por lo general, se realizan en la chacra; también se conversa sobre los sueños y se trata de interpretarlos. Enma Cerda explica que “en cada hogar nos levantamos a las cuatro de la mañana a tomar té de Guayusa, los días de trabajo, de lunes a viernes, a compartir los sueños con los hijos, enseñar a los hijos cómo hay que vivir, programar el trabajo para el día”. Sin embargo, hoy en día esta es una práctica menos común, son los adultos mayores o “rucus” que, ya acostumbrados a este proceso, lo practican con frecuencia. Otra característica de la guayusa es que cuando se ha tomado bastante las culebras no son activas, no se acercan a la persona.

Los sueños juegan un papel importante para la cultura kichwa amazónica. Todas las madrugadas los esposos hablan de sus sueños para actuar según lo que ellos anuncien con respecto a las actividades diarias o futuras. Existen una serie de tabúes en relación a los sueños, así, si se sueña con la boa, no habrá buena cacería y no se deben ir al río, pues podrían encontrarse con ella; no se puede perseguir al animal soñado, pues puede traer desgracias; si se sueña con un anzuelo, es una picadura de culebra.